Estos días pasados he estado compartiendo mucho tiempo con mis padres, afortunadamente están sanos y están teniendo una buena jubilación.
Mientras almorzábamos juntos, estuvimos recordando el parto de mi primer hijo, no sé por qué, la verdad, pero ese parto ¡fue horrible!
Os pongo en situación, madre primeriza, 26 años, la epidural sin hacerme efecto, parto inducido y con un bebé de 4 kilos que no quería salir. Y las que hemos dado a luz sabemos que en los partos inducidos no hay descanso. Pues ahí estaba yo que, “con cada contracción parecía que se me iban a salir los ojos”, descripción literal de mi señor esposo.
¿Y qué paso?
Pues en una de esas contracciones entró mi madre en la habitación, me agarró la mano y me dijo, «si pudiera me cambiaría por ti, pero no puedo».
Solo una madre sabe por lo que estaba pasando. Y su ofrecimiento fue una muestra de amor incondicional. Y así somos las madres, antepondríamos nuestra salud a la de nuestros hijos.
Se acerca el día de la madre. Y este año elijo regalarle algo que no se envuelve, sino que se DIS-FRUTA. Este año elijo regalarle SALUD. Voy a entrar en www.frutique.es para enviarle una caja repleta de fruta y verdura con sabor.